Tras el cierre de la operación, la última fase de cualquier proceso de M&A es la integración de la empresa adquirida en la empresa adquiriente. En realidad este es el objetivo final de cualquier fusión o adquisición, y su éxito depende en gran parte de su preparación previa.
La integración posterior a la adquisición (también conocida como PMI o post merger integration) consiste en la asimilación y en ocasiones reestructuración de la empresa adquirida. En ella se armonizan los procesos, organizaciones y áreas de negocio de las entidades implicadas. El objetivo es que al final del proceso exista una única organización en funcionamiento y no dos organizaciones separadas, con incompatibilidades o redundancias en su estructura y funcionamiento.
Vamos a repasar la mejor manera para planificar este proceso clave para el éxito de cualquier operación de M&A.
Pasos de la integración posterior a la adquisición
Aunque no hay dos proyectos de M&A iguales, en general podemos distinguir cinco fases en el proceso de PMI.
Planificación
Nunca hay que subestimar la duración y el esfuerzo que conlleva el proceso de PMI. La planificación de la integración debe comenzar lo antes posible, en el mismo momento de la definición y planificación de la estrategia de adquisición. De lo contrario, si se deja para el final, se corre el riesgo de crear un nivel de complejidad innecesario en la integración.
El primer plan general debe recoger los principales pasos y objetivos, pero en este momento no es posible elaborar un proyecto detallado. Por este motivo, a lo largo de todo el proceso de M&A, hay que incorporar progresivamente a él todas las nuevas informaciones que se obtengan. Por ejemplo en el curso de la due diligence. El proceso de integración debe ser dinámico, para lograr un PMI que sea cada vez más preciso a medida que avance el proceso de M&A.
Creación de un nuevo organigrama directivo
Es imprescindible crear con cuidado un nueva organización directiva que no solo encaje las estructuras de la adquiriente y la adquirida sino que cree un único esquema óptimo para la nueva empresa resultante del proceso de M&A. Esto implica definir con precisión qué competencias asumirá la dirección general de la empresa y cuáles residirán en las distintas unidades de negocio adquiridas, distinguiendo por funciones, sectores y regiones si es necesario.
Nombramiento del personal directivo
Una vez realizada la distribución de competencias, hay que nombrar a las personas que ocuparán cada uno de los cargos. Para ello es importante diseñar un proceso y criterios de selección justos. Lo más habitual es comenzar con el nombramiento de los cargos de alta dirección. Estos, a su vez, se encargan de nombrar a los responsables que se encuentren bajo su jerarquía.
Armonización de procesos operativos
Este es un punto clave para el éxito de la integración. Hay que decidir qué procesos de la empresa adquiriente y adquirida pueden o deben ser asumidos y cuáles rediseñados.
Creación de una cultura empresarial común
Ningún proceso de PMI es exitoso si no tiene en cuenta la cohesión y satisfacción de los trabajadores. Porque el mismo anuncio de un proceso de M&A es motivo de incertidumbre para los empleados. Es importante por lo tanto desarrollar una cultura empresarial común con la que los trabajadores puedan identificarse, recurrir a medidas de formación, adaptar los planes de incentivos, etc.
Conclusión
Normalmente las empresas no están viviendo proceso de M&A continuamente. Por eso es imprescindible contar con asesoramiento especializado a lo largo de todo el proceso. Si deseas asesoramiento jurídico y fiscal en materia de integración posterior a la adquisición, en Confianz podemos ayudarte.