Por definición, una empresa familiar es aquella en la que una familia empresaria es la propietaria mayoritaria. Sin embargo, en lo que respecta a la administración y dirección de la sociedad, la familia empresaria puede tener un nivel de implicación variable en los órganos de gobierno corporativo. En este artículo nos preguntamos concretamente cuál debe ser la presencia de los miembros de la familia empresaria en el comité de dirección.
Funciones del comité de dirección
El comité de dirección surge de la necesidad de coordinar los diferentes departamentos especializados que van surgiendo a medida que la empresa crece. Lo forman el director general y los directores de marketing, administración, exportación, producción…
Este órgano es el máximo responsable ejecutivo de la empresa familiar y tiene una doble función. Por un lado, potencia la colaboración entre los responsables de las diferentes áreas de la empresa, dotándoles de una visión de conjunto. Por el otro, se encarga de llevar a término las estrategias planteadas por el consejo de administración y gestionar el día a día de la empresa.
Cómo se integra la familia empresaria en el comité de dirección
Mientras que el consejo de administración suele estar integrado todo o en parte por miembros de la familia empresaria, en el caso del comité de dirección esto no es siempre así.
Hay empresas familiares que deciden que el equipo de dirección al completo esté formado por miembros de la familia. Otras optan por lo contrario, formando un equipo de ejecutivos externos. Por último, también existen otras que mezclan en su comité de dirección miembros familiares y no familiares. No hay una única decisión correcta a este respecto. Cada empresa familiar debe elegir la opción correcta según sus necesidades e idiosincrasia y todas tienen sus pros y contras.
Ventajas y desventajas
Cuando la mayoría o todos los miembros del comité de dirección son miembros de la familia empresaria se consigue un mejor alineamiento natural entre los intereses de los propietarios y los directivos. Sin embargo, contar mayormente con directivos familiares también tiene sus inconvenientes. Porque pertenecer a una familia empresaria no tiene por qué ser sinónimo de ser un buen directivo. Y los factores personales suelen tener más peso en la toma de decisiones de las empresas familiares que en el resto de compañías. Por lo tanto, es recomendable poner en práctica un proceso de autoevaluación continua y actuar en consecuencia a sus resultados.
Sin ninguna duda el apoyo que brinda la familia empresaria en favor del proyecto común es un valioso intangible. No obstante, a veces puede jugar en contra de la profesionalización de la empresa si no todos los miembros cuentan con la experiencia y la formación requeridas.
Otro posible riesgo es el exceso de autocomplacencia. Por ejemplo, cuando todos los miembros del comité de dirección son familiares muchas empresas prescinden de la implementación de sistemas de control e incentivos. Porque estos son mecanismos que se suelen utilizar para compatibilizar los objetivos de propietarios y directivos. Sin embargo, es recomendable instaurar métodos de supervisión y programas de incentivos también para los directivos familiares.
En definitiva, el fuerte control familiar de la dirección de la empresa no tiene por qué ser algo negativo. Pero es necesario afrontar con seriedad los retos que conlleva. En Confianz llevamos años trabajando en el ámbito del asesoramiento a las empresas familiares, ayudándolas a conseguir sus objetivos estratégicos y de negocio y nos gustaría acompañarte en el crecimiento de tu empresa familiar. ¿Hablamos?