En una familia empresaria cualquier divorcio tiene importantes implicaciones empresariales. En este artículo repasamos los distintos escenarios que pueden presentarse y cómo preverlos con antelación.
Dos divorcios por cada tres matrimonios
Es un hecho. Las posibilidades de que una pareja acabe separándose son muy altas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en España se producen dos divorcios, separaciones o nulidades por cada tres matrimonios. En 2022 el 20% fueron disoluciones conflictivas, mientras que en el 80% de los casos fueron de mutuo acuerdo. Y hay que tener en cuenta que en estos datos no se tienen en cuenta las parejas de hecho, que a efectos civiles pueden tener las mismas consecuencias que las parejas casadas.
Por este motivo, en la empresa familiar hay que ser realistas y tener siempre prevista la eventualidad de que se produzca un divorcio en el seno de la familia.
Qué hacer antes y después de casarse
¿Régimen de gananciales o separación de bienes?
El divorcio se prepara antes de la boda. Porque uno de los factores más importantes a la hora de determinar la suerte de un negocio tras un divorcio es el régimen económico matrimonial aplicable. Los más habituales son:
- Régimen de separación de bienes. Los patrimonios de ambos cónyuges permanecen separados, aunque afectos a ciertos deberes de protección familiar.
- Régimen de gananciales. Es el que se aplica por defecto en la mayoría de las Comunidades Autónomas, y complica notablemente las cosas en caso de divorcio. Porque diferencia entre los patrimonios de cada uno de los cónyuges y los del propio matrimonio. A grandes rasgos, cada cónyuge mantiene como privativo lo que tenía antes de casarse. Lo que cualquiera de ellos ganara durante el matrimonio corresponde a la sociedad de gananciales. En caso de separación o divorcio, el patrimonio del matrimonio deberá liquidarse y repartirse a partes iguales.
Las capitulaciones matrimoniales
Las capitulaciones matrimoniales permiten a los conyuges regular sus relaciones económicas. Por ejemplo:
- Régimen económico matrimonial aplicable. En su nivel más básico, las capitulaciones matrimoniales permiten pactar por ejemplo que en lugar del régimen de gananciales se aplique el de separación de bienes.
- Adjudicación referencial matrimonial. Permite anticipar el reparto de bienes en caso de divorcio. Por ejemplo, es posible determinar que uno de los cónyuges conserve la empresa a cambio de una compensación económica defininda.
- Trascendencia sucesoria. Permite anticipar las mejoras de la herencia. Por ejemplo, reservando una participación más elevada en la empresa a uno o varios de los hijos.
Es importante destacar que las capitulaciones pueden otorgarse antes del matrimonio, pero también en cualquier momento mientras éste siga vigente. Son especialmente recomendables cuando el matrimonio va a entrar en un negocio común o si alguno de los cónyuges tiene un proyecto empresarial.
El protocolo familiar
Los protocolos familiares son pactos aplicables a las empresas familiares, útiles para regular el funcionamiento a nivel interno. Por ejemplo, pueden definir con detalle el proceso de sucesión generacional, requisitos para entrar o salir de la sociedad, la cultura empresarial…
El objetivo último de los protocolos familiares es aportar estabilidad a la empresa familiar. Por este motivo también son clave para evitar parte de la conflictividad ante una separación o divorcio.
Otras cautelas
Incluso en los matrimonios en régimen de gananciales, uno de los cónyuges puede aportar fondos al negocio familiar reservándose un derecho de reembolso o declarando expresamente su carácter privativo. En caso contrario, se considerará una aportación ganancial y será difícil probar su carácter privativo en caso de divorcio.
De cualquier modo, siempre hay que analizar cada caso y las circunstancias de cada empresa, matrimonio y persona por separado. Para evitar que la empresa familiar se vea afectada directamente por la ruptura matrimonial es clave solicitar asesoramiento legal especializado antes de mezclar familia y negocios.