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Etiqueta: Agencia Tributaria

  • Derivación de responsabilidad tributaria a administradores tras sentencias de 2025

    La derivación de responsabilidad tributaria a administradores ha experimentado un cambio radical en 2025. El Tribunal Supremo ha dictado dos sentencias que obligan a Hacienda a demostrar la culpa concreta del administrador. Ya no basta con haber ocupado el cargo formalmente.

    Durante años, la Agencia Tributaria derivaba deudas de sociedades insolventes a sus administradores casi de forma automática. El procedimiento era sencillo: acreditar que alguien fue administrador y que la empresa cometió infracciones fiscales. A partir de ahí, tocaba al administrador demostrar su inocencia. Una tarea prácticamente imposible.

    La derivación de responsabilidad exige ahora prueba real de negligencia

    El 20 de mayo de 2025, el Tribunal Supremo dictó la sentencia 594/2025. El caso involucró a un administrador al que Hacienda reclamó más de 355.000 euros en deudas de IVA. Sin embargo, cuando se produjo la inspección tributaria, esta persona ya ni siquiera ocupaba el cargo.

    La Audiencia Nacional respaldó inicialmente a Hacienda. Su argumento: una vez probada la condición de administrador y las infracciones de la sociedad, correspondía al afectado demostrar que actuó con diligencia. El Supremo anuló esta decisión por completo.

    La sentencia establece que la derivación de responsabilidad tributaria tiene naturaleza sancionadora. Por tanto, debe respetar las garantías constitucionales del artículo 24 de la Constitución. Especialmente la presunción de inocencia. Esto cambia radicalmente las reglas del juego.

    Ahora es la Administración quien debe probar la culpa del administrador. No vale con frases genéricas como «no supervisó adecuadamente» o «permitió con su pasividad el incumplimiento». Hacienda debe especificar qué obligaciones incumplió la sociedad, cómo debía intervenir el administrador y cómo su conducta facilitó la infracción.

    El nexo causal debe ser claro y estar probado. Si no existe esa conexión entre la actuación del administrador y la infracción, la derivación de responsabilidad no procede. Además, cualquier duda razonable debe resolverse a favor del administrador por el principio «in dubio pro reo».

    Las sentencias del Supremo protegen contra derivaciones automáticas

    El 17 de julio de 2025 llegó una segunda sentencia (la 3465/2025). Esta vez el caso afectaba tanto al apartado a) como al b) del artículo 43.1 de la Ley General Tributaria. Es decir, infracciones tributarias y cese de actividad sin disolución.

    El Supremo reforzó su doctrina anterior. También en el supuesto de cese de actividad se prohíbe la responsabilidad objetiva. La Administración debe demostrar que el administrador incurrió en dejación de funciones. Debe probar que omitió diligencias concretas a su alcance y que esta omisión causó el impago.

    Un punto clave: la obligación de motivar corresponde íntegramente a la Administración. Los tribunales no pueden suplir después lo que Hacienda no justificó desde el inicio. Si el acuerdo de derivación carece de motivación suficiente, debe anularse.

    Según datos de la Agencia Tributaria, en 2022 se realizaron 31.313 derivaciones de responsabilidad. Un incremento del 7,7% respecto a 2021. Si se compara con 2018, cuando hubo 16.714, el aumento resulta todavía más significativo. Estas cifras demuestran que Hacienda emplea cada vez más esta herramienta recaudatoria.

    Las nuevas sentencias obligan a la Administración a trabajar más y motivar mejor. Se acabó el piloto automático en la derivación de responsabilidad tributaria.

    Cómo protegerse ante procedimientos de derivación de responsabilidad

    Para los administradores, estas sentencias abren nuevas posibilidades de defensa. Muchas derivaciones en trámite o ya resueltas podrían ser recurribles. Especialmente aquellas basadas en afirmaciones genéricas sin pruebas concretas.

    La prevención sigue siendo fundamental. Si eres administrador de una sociedad con dificultades, documenta todas tus decisiones. Levanta actas de los órganos de administración donde consten los problemas financieros y las medidas adoptadas. Esta documentación puede resultar decisiva.

    Si la empresa está en causa de disolución, actúa. Convoca la junta para acordar la disolución o presenta concurso voluntario si procede. El cese de actividad sin hacer nada es el camino más directo hacia la derivación de responsabilidad.

    Si decides dimitir como administrador, documenta los motivos y comunícalo al Registro Mercantil inmediatamente. La dimisión debe estar inscrita para que surta efectos frente a terceros como Hacienda.

    Cuando recibas un requerimiento de derivación de responsabilidad, analízalo con detenimiento. Lee qué conducta concreta te imputan. Si el acuerdo usa fórmulas vagas sin especificar qué medidas debías haber adoptado, tienes argumentos sólidos para recurrir.

    El procedimiento de derivación tiene una duración máxima de seis meses. Comienza con un acuerdo de inicio que notifica los hechos y el alcance. Después hay un trámite de alegaciones de 15 días. Finalmente, la Administración dicta una resolución.

    Durante este proceso, puedes presentar alegaciones y pruebas. No desaproveches este plazo. Es tu momento para demostrar que actuaste con diligencia o que no tuviste responsabilidad en los incumplimientos.

    En Confianz llevamos más de 30 años asesorando a empresas familiares y pymes en situaciones complejas. Conocemos a fondo estos procedimientos y sabemos cómo defenderte. Nuestro equipo especializado analiza cada caso individualmente. No aplicamos fórmulas genéricas.

    Evaluamos si el acuerdo de derivación cumple los nuevos estándares del Supremo. Identificamos defectos formales, prescripciones o falta de motivación. Y diseñamos una estrategia de defensa personalizada para proteger tu patrimonio.

    Las sentencias de 2025 han cambiado el panorama. Ahora los administradores tienen mejores herramientas de defensa frente a Hacienda. Pero hay que saber utilizarlas correctamente y en el momento adecuado.

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  • Qué es una Gran Empresa a efectos tributarios en 2025

    La Agencia Tributaria marca una línea clara: se considera Gran Empresa a quien supera los 6.010.121,04 euros de volumen de operaciones al año. Este dato no se calcula sobre beneficios ni ingresos netos, sino sobre el total facturado. Y el cambio de estatus no espera: si lo superas este año, el próximo ya serás Gran Empresa.

    Este volumen se calcula sumando todas las entregas de bienes y prestaciones de servicios realizadas, incluso las exentas de IVA. No se incluyen las cuotas del impuesto, ni operaciones ocasionales como la venta de inmuebles o activos. Tampoco se cuentan operaciones financieras ni algunas actividades agrícolas o ganaderas que tributan por regímenes especiales.

    Pasar este umbral cambia mucho. No se trata solo de facturar más. A partir de ahí, Hacienda espera otra forma de actuar. Y no adaptarse puede suponer sanciones, errores en la gestión o incluso problemas de liquidez.

    Qué implica ser una Gran Empresa en términos fiscales

    Una vez que tu empresa es considerada Gran Empresa a efectos tributarios, todo cambia: plazos, formas de declarar, relación con la administración… Es un salto de nivel. Estas son las principales consecuencias:

    • Declaraciones mensuales. Ya no basta con hacerlas trimestralmente. El IVA (modelo 303) y las retenciones (modelos 111 y 115) deben presentarse cada mes.

    • Obligatoriedad del SII. El suministro inmediato de información requiere llevar los libros de IVA electrónicamente, enviando a Hacienda los datos de facturas casi en tiempo real.

    • Notificaciones electrónicas. Toda comunicación oficial se realiza por medios telemáticos. La empresa debe tener certificado digital y estar atenta a los avisos.

    • Pago fraccionado distinto del Impuesto sobre Sociedades. Se aplica el sistema previsto en el artículo 40.3 de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, que obliga a calcular los pagos con base en los resultados reales del ejercicio.

    Además, muchas autoliquidaciones deben presentarse exclusivamente de forma electrónica, incluyendo modelos tan diversos como el 200, 232, 349 o el 720, entre otros. La lista es larga y no deja margen de error.

    Gestionar todo esto no solo requiere medios técnicos. Hace falta una organización fiscal sólida, previsión de tesorería y equipos con experiencia. No es extraño que empresas en pleno crecimiento se vean desbordadas tras el cambio de estatus.

    Cómo prepararse para ser Gran Empresa

    La mejor forma de enfrentarse a la condición de Gran Empresa a efectos tributarios es anticiparse. Si tu empresa se acerca al umbral, conviene hacer una revisión fiscal interna. ¿Qué sistemas tienes para controlar facturación? ¿Cómo se lleva la contabilidad? ¿Estás preparado para declarar mensualmente sin errores?

    Un paso esencial es digitalizar los procesos. El uso de software contable adaptado al SII ya no es opcional. También debes asegurarte de que cuentas con un certificado electrónico válido y que el equipo financiero conoce los nuevos plazos.

    Otro punto clave es el flujo de caja. Declarar y pagar mensualmente puede afectar a la liquidez. Ajustar calendarios de cobros y pagos o planificar bien los pagos fraccionados del Impuesto sobre Sociedades es vital para evitar tensiones financieras.

    En Confianz ayudamos a muchas empresas que han dado este salto. Sabemos que el problema no es solo técnico: es organizativo y estratégico. Por eso, no solo cumplimos, sino que te ayudamos a ganar eficiencia, evitar sanciones y mantener el control incluso cuando la presión fiscal se intensifica.

    Pasar a ser Gran Empresa a efectos tributarios es mucho más que un cambio de categoría. Es una transformación completa en la forma de relacionarse con Hacienda. Saber lo que implica, anticiparse y contar con una buena estrategia fiscal es lo que marca la diferencia entre una empresa que se adapta y una que se complica.

    En Confianz no solo conocemos la normativa, también la realidad de las empresas que crecen. Si estás cerca del umbral de Gran Empresa, te ayudamos a dar el salto con seguridad. Hablemos.

  • Inspecciones de Hacienda a empresas en 2025 qué debes saber

    Las inspecciones de Hacienda a empresas han evolucionado significativamente en los últimos años. En 2024, la Agencia Tributaria realizó más de 1,8 millones de actuaciones de control, logrando una recaudación adicional de 16.708 millones de euros. Sin embargo, para 2025 las perspectivas muestran un endurecimiento aún mayor del control fiscal.

    La tecnología avanzada de cruce de datos permite ahora detectar inconsistencias entre los registros contables y las declaraciones tributarias con mayor precisión. Por tanto, las empresas necesitan estar preparadas ante este escenario cada vez más exigente. Los sectores de mayor riesgo incluyen comercio electrónico, servicios profesionales y actividades con alta rotación de efectivo.

    Principales tipos de inspecciones de Hacienda que enfrentan las empresas

    En 2024, se realizaron más de 2.300 inspecciones con descubrimiento de ventas ocultas, con cuotas liquidadas por importe de 466 millones de euros. Este dato refleja la intensificación del control sobre la economía sumergida.

    Las inspecciones fiscales actuales se clasifican en ocho categorías principales. Primero, el control de aplicación normativa abarca verificaciones sobre IRPF, retenciones y otros tributos declarados fuera de plazo. Segundo, el control de actividades económicas se enfoca en detectar ingresos no declarados y deducciones indebidas en IVA.

    Además, las comprobaciones formales revisan defectos en facturas y libros contables. El análisis patrimonial investiga la vinculación irregular entre patrimonio personal y societario. También se persigue la ocultación de actividad mediante el abuso de formas societarias.

    Por otro lado, las actuaciones basadas en análisis informático utilizan el cruce masivo de datos. Las inspecciones de Hacienda a empresas en 2025 se van a centrar en perseguir la economía sumergida y los abusos en el IVA y el IS. Finalmente, existe control específico para grandes empresas, autonomías y multinacionales.

    Nuevas prioridades en las inspecciones de Hacienda para empresas

    Los inspectores priorizarán cinco áreas críticas. Primero, la aplicación correcta de deducciones fiscales aprobadas para actividades específicas. Segundo, la compensación de bases imponibles negativas acumuladas en ejercicios anteriores. Tercero, el uso adecuado de beneficios fiscales destinados a fomentar ciertas actividades económicas.

    Cuarto, la verificación de operaciones vinculadas entre empresas del mismo grupo. Quinto, el control exhaustivo del IVA en operaciones transfronterizas. Estas inspecciones utilizan algoritmos predictivos que identifican patrones sospechosos mediante inteligencia artificial.

    También se intensifica la vigilancia sobre empresas que declaran pérdidas sistemáticas pero mantienen actividad comercial intensa. Los sistemas automatizados detectan discrepancias entre el volumen de negocio aparente y los resultados declarados.

    Cómo prepararse ante las inspecciones fiscales empresariales

    Las empresas deben adoptar una estrategia proactiva ante el incremento de inspecciones de Hacienda. La documentación ordenada constituye la primera línea de defensa. Cada transacción debe contar con respaldo documental completo y actualizado.

    La conciliación periódica entre contabilidad y declaraciones tributarias previene sorpresas desagradables. Es fundamental revisar trimestralmente que los datos contables coincidan con las liquidaciones de IVA e IS. Los errores detectados tempranamente se pueden corregir mediante declaraciones complementarias.

    La asesoría fiscal especializada resulta imprescindible en este contexto. En Confianz, desarrollamos protocolos específicos para cada tipo de inspección. Nuestro enfoque preventivo identifica riesgos antes de que se materialicen en requerimientos oficiales.

    Además, recomendamos implementar controles internos. Los procedimientos de revisión interna deben incluir verificación de facturas, validación de deducciones y seguimiento de operaciones vinculadas. La formación del personal en aspectos fiscales básicos también reduce errores involuntarios.

    Por último, mantener comunicación fluida con la Agencia Tributaria facilita la resolución de incidencias. La transparencia y colaboración durante el proceso inspector suelen resultar en sanciones menores o incluso su eliminación total.

    Las inspecciones de Hacienda continuarán intensificándose en 2025. Sin embargo, las empresas bien preparadas y asesoradas correctamente pueden afrontar estos controles con tranquilidad. La clave reside en la prevención, documentación adecuada y asesoramiento profesional especializado.