La Agencia Tributaria marca una línea clara: se considera Gran Empresa a quien supera los 6.010.121,04 euros de volumen de operaciones al año. Este dato no se calcula sobre beneficios ni ingresos netos, sino sobre el total facturado. Y el cambio de estatus no espera: si lo superas este año, el próximo ya serás Gran Empresa.
Este volumen se calcula sumando todas las entregas de bienes y prestaciones de servicios realizadas, incluso las exentas de IVA. No se incluyen las cuotas del impuesto, ni operaciones ocasionales como la venta de inmuebles o activos. Tampoco se cuentan operaciones financieras ni algunas actividades agrícolas o ganaderas que tributan por regímenes especiales.
Pasar este umbral cambia mucho. No se trata solo de facturar más. A partir de ahí, Hacienda espera otra forma de actuar. Y no adaptarse puede suponer sanciones, errores en la gestión o incluso problemas de liquidez.
Qué implica ser una Gran Empresa en términos fiscales
Una vez que tu empresa es considerada Gran Empresa a efectos tributarios, todo cambia: plazos, formas de declarar, relación con la administración… Es un salto de nivel. Estas son las principales consecuencias:
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Declaraciones mensuales. Ya no basta con hacerlas trimestralmente. El IVA (modelo 303) y las retenciones (modelos 111 y 115) deben presentarse cada mes.
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Obligatoriedad del SII. El suministro inmediato de información requiere llevar los libros de IVA electrónicamente, enviando a Hacienda los datos de facturas casi en tiempo real.
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Notificaciones electrónicas. Toda comunicación oficial se realiza por medios telemáticos. La empresa debe tener certificado digital y estar atenta a los avisos.
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Pago fraccionado distinto del Impuesto sobre Sociedades. Se aplica el sistema previsto en el artículo 40.3 de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, que obliga a calcular los pagos con base en los resultados reales del ejercicio.
Además, muchas autoliquidaciones deben presentarse exclusivamente de forma electrónica, incluyendo modelos tan diversos como el 200, 232, 349 o el 720, entre otros. La lista es larga y no deja margen de error.
Gestionar todo esto no solo requiere medios técnicos. Hace falta una organización fiscal sólida, previsión de tesorería y equipos con experiencia. No es extraño que empresas en pleno crecimiento se vean desbordadas tras el cambio de estatus.
Cómo prepararse para ser Gran Empresa
La mejor forma de enfrentarse a la condición de Gran Empresa a efectos tributarios es anticiparse. Si tu empresa se acerca al umbral, conviene hacer una revisión fiscal interna. ¿Qué sistemas tienes para controlar facturación? ¿Cómo se lleva la contabilidad? ¿Estás preparado para declarar mensualmente sin errores?
Un paso esencial es digitalizar los procesos. El uso de software contable adaptado al SII ya no es opcional. También debes asegurarte de que cuentas con un certificado electrónico válido y que el equipo financiero conoce los nuevos plazos.
Otro punto clave es el flujo de caja. Declarar y pagar mensualmente puede afectar a la liquidez. Ajustar calendarios de cobros y pagos o planificar bien los pagos fraccionados del Impuesto sobre Sociedades es vital para evitar tensiones financieras.
En Confianz ayudamos a muchas empresas que han dado este salto. Sabemos que el problema no es solo técnico: es organizativo y estratégico. Por eso, no solo cumplimos, sino que te ayudamos a ganar eficiencia, evitar sanciones y mantener el control incluso cuando la presión fiscal se intensifica.
Pasar a ser Gran Empresa a efectos tributarios es mucho más que un cambio de categoría. Es una transformación completa en la forma de relacionarse con Hacienda. Saber lo que implica, anticiparse y contar con una buena estrategia fiscal es lo que marca la diferencia entre una empresa que se adapta y una que se complica.
En Confianz no solo conocemos la normativa, también la realidad de las empresas que crecen. Si estás cerca del umbral de Gran Empresa, te ayudamos a dar el salto con seguridad. Hablemos.