Confianz

Etiqueta: protocolo familiar

  • La nueva Ley de Empresa Familiar de Madrid

    La Comunidad de Madrid ha anunciado recientemente una Ley de Apoyo a la Empresa Familiar. Desde Confianz, después de años asesorando procesos de sucesión y viendo cómo muchas empresas viables se perdían por el camino, creemos que esta normativa llega en el momento justo. Pero más allá de los titulares, ¿qué significa realmente para tu empresa familiar? Vamos a analizarlo desde nuestra experiencia en el terreno.

    Los números que explican por qué era urgente actuar

    En Madrid hay 450.000 empresas familiares. Representa el 93% de todo el tejido empresarial de la región, genera el 65% del PIB y da trabajo al 60% de los empleados del sector privado. Si trabajas en Madrid, lo más probable es que lo hagas en una empresa familiar o con una empresa familiar como cliente o proveedor.

    Pero hay un dato que nos quita el sueño como asesores, y es que solo el 33% de las empresas familiares sobrevive a la segunda generación, y apenas un 15% llega a la tercera. No estamos hablando de negocios inviables o mal gestionados. Estamos hablando de empresas rentables que desaparecen por problemas fiscales, conflictos familiares mal gestionados o falta de planificación en la sucesión.

    Cada mes, en Confianz vemos casos de empresas solventes que se ven obligadas a vender o cerrar porque la factura fiscal de una sucesión es imposible de asumir sin descapitalizar el negocio. Hemos visto hermanos enfrentados por falta de acuerdos previos, hijos que no quieren continuar el negocio sin un plan B, y empresarios que posponen la sucesión hasta que ya es demasiado tarde.

    Lo que realmente cambia con esta ley

    1. Fiscalidad: menos presión donde más duele

    El Impuesto de Sucesiones ha sido históricamente el gran enemigo de la continuidad empresarial. Heredar una empresa no debería suponer tener que venderla para pagar impuestos, pero esa ha sido la realidad para muchas familias.

    Lo que cambia ahora:

    • Reducción del 95% al 99% en la base imponible del Impuesto de Sucesiones y Donaciones
    • Extensión de la bonificación del 95% a tíos y sobrinos, sin condiciones sobre la existencia de cónyuge o descendientes
    • Ampliación del concepto de empresa familiar incluyendo a tíos y sobrinos en el 20% de participación accionarial necesario

    ¿Qué significa en la práctica? Pongo un ejemplo: una empresa valorada en 2 millones de euros que pasa de padres a hijos pagaba, con la bonificación del 95%, unos 100.000 euros en impuestos. Con la nueva bonificación del 99%, esa cifra se reduce a 20.000 euros. Es la diferencia entre poder asumir la sucesión o tener que buscar financiación externa que comprometa el negocio.

    Para sobrinos que heredan el negocio de un tío sin descendientes, el cambio es aún más dramático. Hasta ahora, la tributación era mucho más elevada. Con la nueva normativa, se equipara prácticamente a la de descendientes directos.

    2. La sucesión sin relevo familiar

    Uno de los problemas más complejos que gestionamos en Confianz es cuando el fundador quiere retirarse pero ningún hijo quiere o puede continuar el negocio. La empresa es viable, tiene equipo, clientes, estructura… pero no tiene futuro por falta de sucesor.

    La solución que propone la ley: Una plataforma que conectará empresas sin relevo generacional con profesionales externos interesados en dar continuidad al negocio. Es un concepto innovador que ya funciona en otros países: el «management buyout» facilitado institucionalmente.

    Nuestra experiencia: Hemos gestionado casos donde un directivo de confianza o incluso un competidor podría haber dado continuidad al negocio, pero la falta de financiación, el desconocimiento de opciones o simplemente la ausencia de un marco que facilitara el proceso lo hicieron imposible. Esta plataforma puede ser el puente que faltaba.

    3. Mediación familiar

    Aquí entra uno de los aspectos más sensibles: la familia. 

    Lo que aporta la ley: Un servicio público de mediación familiar especializado. No es terapia familiar, es mediación profesional centrada en encontrar soluciones empresariales que respeten las dinámicas familiares.

    Por qué es importante: En nuestra experiencia, el 70% de los conflictos en sucesiones no son realmente sobre dinero, sino sobre reconocimiento, percepción de justicia o falta de comunicación. Un mediador profesional puede evitar años de pleitos que destrozan tanto la empresa como la familia.

    4. Profesionalización

    Muchas empresas familiares funcionan con estructuras informales que servían cuando eran pequeñas pero se vuelven un lastre al crecer. Falta de protocolos, ausencia de órganos de gobierno profesionalizados, confusión entre patrimonio familiar y empresarial…

    Las ayudas contempladas:

    • Subvenciones para contratar consultorías especializadas en procesos de relevo
    • Financiación para formación de perfiles específicos
    • Apoyo para planes de modernización y digitalización

    Nuestra recomendación: Aprovecha estas ayudas antes de que llegue la urgencia. Un protocolo familiar no se hace en tres meses cuando el fundador tiene 75 años y problemas de salud. Se hace con tiempo, consenso y visión de futuro.

    5. Financiación para crecer

    El tamaño medio de las empresas españolas es uno de los grandes limitadores de competitividad. Muchas empresas familiares podrían crecer pero el salto requiere inversión, y la inversión tradicional (venta de participaciones, entrada de fondos) choca con el deseo de mantener el control familiar.

    Lo que ofrece la ley: Líneas de préstamos específicos para adquisición de medios productivos, terrenos o inversiones estratégicas.

    Dónde lo vemos crítico: Empresas que necesitan dar el salto a la automatización, la internacionalización o la digitalización pero no quieren endeudarse en condiciones de mercado ni diluir su capital. Estas líneas pueden ser el empujón necesario.

    Lo que la ley no resuelve 

    Seamos claros: ninguna ley, por buena que sea, sustituye la planificación. En el despacho vemos constantemente los mismos errores:

    1. Posponer la conversación sobre sucesión «Ya hablaremos cuando sea necesario» es la frase más cara de la empresa familiar. La sucesión se planifica con 5-10 años de antelación, no cuando el fundador cumple 70.
    2. No tener un protocolo familiar Solo el 15% de las empresas familiares españolas tienen protocolo. Es como conducir sin cinturón: mientras no pasa nada, no pasa nada. Pero cuando pasa…
    3. Confundir roles familiares y empresariales Ser hijo no te convierte automáticamente en el mejor CEO. Ser fundador no significa que debas seguir tomando todas las decisiones a los 75 años.
    4. No profesionalizar el gobierno Consejos de administración donde todos son familia, sin consejeros independientes, sin comités especializados, sin evaluación de desempeño… Es una receta para el estancamiento.
    5. Ignorar a los no familiares clave Ese director financiero que lleva 20 años, ese comercial que trae el 40% de la facturación, ese responsable de producción que conoce cada proceso… Si no están en el plan de sucesión, se irán cuando más los necesites.

    El sello de empresa familiar

    La ley contempla crear un sello distintivo para empresas familiares. Puede parecer anecdótico, pero no lo es.  Identificarse como empresa familiar puede ser un activo comercial importante.

    Piénsalo: cuando eliges un proveedor, ¿prefieres una empresa con tres generaciones de experiencia y arraigo local, o una que puede cerrar la filial española mañana si el siguiente trimestre no da los números? Los clientes, cada vez más, también.

    La oportunidad de la década

    Esta ley llega en un momento crítico. Los fundadores del boom empresarial de los 80 y 90 están llegando a la edad de retiro. Es la mayor transferencia generacional de riqueza y control empresarial de la historia reciente de España.

    Según ADEFAM, solo con una inversión pública de 2,5 millones de euros, esta normativa podría movilizar entre 20 y 45 millones en inversión privada el primer año, preservar entre 15.000 y 45.000 empleos y facilitar la creación o modernización de hasta 1.200 empresas familiares.

    Pero estos números solo se harán realidad si las empresas familiares los aprovechan activamente. No basta con que exista la ley. Hay que planificar, actuar y, sobre todo, empezar ya.

    Como ya sabes, en Confianz llevamos años ayudando a empresas familiares en sus sucesiones, optimizar su fiscalidad y profesionalizarse. Esta ley abre oportunidades que antes no existían, pero solo para quien sepa aprovecharlas.

    Si tu empresa familiar está en Madrid, si estás pensando en la sucesión, si quieres optimizar tu estructura fiscal o simplemente quieres saber cómo te afectan estos cambios, hablemos. Porque la mejor herencia que puedes dejar no es solo una empresa rentable, sino una empresa preparada para durar.

    La ley pone los instrumentos sobre la mesa. Ahora toca usarlos bien.

    ¿Quieres saber cómo afecta esta ley a tu empresa familiar? Contacta con nuestro equipo de especialistas en empresa familiar.

  • Claves para preparar tu empresa familiar ante una reestructuración

    En España, las empresas familiares constituyen la columna vertebral de nuestra economía: más de 1,1 millones de empresas que representan el 92% del tejido empresarial y generan el 70% del empleo privado. Con cifras tan significativas, cualquier proceso de reestructuración en este sector tiene un impacto fundamental no solo en las propias familias empresarias, sino en toda la sociedad.

    Sin embargo, la realidad es contundente: solo el 29,3% de las empresas familiares logra superar al menos un relevo generacional, y apenas el 1,2% alcanza la tercera generación. Casos recientes como los de Celsa, Naviera Armas y Rator nos recuerdan que una mala planificación puede llevar a la pérdida del control familiar, conflictos destructivos y erosión del valor empresarial.

    Anticiparse a una reestructuración es una necesidad si quieres proteger el valor, la continuidad y el legado de tu empresa, ya lo hemos explicado también en nuestro videopodcast Este listado te ayudará a prepararte para una reestructuración ordenada, eficiente y con control sobre el proceso.

    1. Analiza tu situación financiera con objetividad

    Antes de cualquier movimiento estructural, necesitas una radiografía financiera completa y sin filtros. Revisa tu liquidez actual, niveles de deuda, cash flow operativo y márgenes de beneficio. No te conformes con los datos que ya conoces: solicita análisis independientes que incluyan proyecciones de escenarios optimistas, realistas y pesimistas.

    Consejo práctico: Prepara un dossier financiero actualizado que puedas presentar a potenciales inversores, socios o entidades financieras. En 2023, el 43% de las operaciones de fusiones y adquisiciones en España involucraron empresas familiares, lo que demuestra la actividad constante en este sector.

    Punto de control: ¿Tienes claridad sobre tu capacidad de autofinanciación para los próximos 24 meses?

    2. Evalúa la estructura societaria y de gobierno

    Tu estructura actual puede ser herencia del pasado, no la solución del futuro. Revisa si la distribución accionarial, los pactos entre socios y los protocolos familiares están alineados con tus objetivos actuales. Muchas empresas familiares arrastran estructuras complejas que dificultan la toma de decisiones ágiles.

    Consejo práctico: Mapea quién tiene poder de decisión real, quién puede bloquear operaciones y qué mecanismos existen para resolver conflictos. Si no existe un protocolo familiar actualizado, su desarrollo debe ser prioritario.

    Punto de control: ¿La estructura actual facilita o complica las decisiones estratégicas que necesitas tomar?

    3. Prepara un diagnóstico fiscal previo a cualquier cambio

    Las sorpresas fiscales pueden arruinar la mejor reestructuración. Anticiparse significa identificar posibles plusvalías ocultas, optimizar las transmisiones patrimoniales y evaluar las implicaciones fiscales de fusiones, escisiones o cambios de control. Una escisión mal ejecutada puede generar costes fiscales innecesarios que comprometan toda la operación.

    Consejo práctico: Trabaja con asesores fiscales especializados en empresa familiar para modelar diferentes escenarios de reestructuración. Cada alternativa debe incluir su impacto tributario real, no solo las ventajas operativas.

    Punto de control: ¿Conoces el coste fiscal de cada opción de reestructuración que estás considerando?

    4. Evalúa la plantilla y el liderazgo interno

    El mejor plan de reestructuración fracasa sin el equipo adecuado. Evalúa si tu plantilla actual, especialmente el equipo directivo, puede sostener una nueva etapa o modelo operativo. Los conflictos internos y la falta de liderazgo preparado son causas habituales de fracaso en reestructuraciones.

    Consejo práctico: Identifica a los profesionales clave cuya salida podría poner en riesgo la operación. Desarrolla planes de retención específicos y evalúa si necesitas incorporar talento externo para roles críticos.

    Punto de control: ¿Tienes el liderazgo necesario para ejecutar y sostener los cambios previstos?

    5. Comunica de forma clara y a tiempo

    La falta de comunicación interna genera resistencia, fuga de talento y rumores destructivos. Una reestructuración mal comunicada puede convertirse en una profecía autocumplida de fracaso. Los empleados, socios y stakeholders necesitan entender no solo qué va a cambiar, sino por qué es necesario y cómo les afecta.

    Consejo práctico: Diseña un plan de comunicación con mensajes diferenciados para cada audiencia: familia empresaria, empleados, clientes, proveedores y entidades financieras. Involucra a los líderes clave desde el principio del proceso.

    Punto de control: ¿Tienes un plan de comunicación estructurado que evite especulaciones y rumores?

    6. Considera el contexto familiar y generacional

    Casi el 70% de las empresas familiares no supera el primer relevo generacional. Las tensiones familiares no resueltas pueden explotar durante una reestructuración, convirtiendo un proceso empresarial en un conflicto personal destructivo. Es fundamental separar las dinámicas familiares de las decisiones empresariales.

    Consejo práctico: Si existen conflictos familiares latentes, resuélvelos antes de iniciar la reestructuración. Considera la mediación familiar profesional y establece mecanismos claros para la toma de decisiones que no dependan de consensos familiares complejos.

    Punto de control: ¿Las relaciones familiares son un activo o un riesgo para el proceso de reestructuración?

    7. Diseña un plan estructurado con tiempos, responsables y escenarios

    Una reestructuración sin plan es una improvisación costosa. Necesitas una hoja de ruta clara con hitos específicos, responsables definidos y escenarios alternativos. Planificar en frío es siempre mejor que decidir en crisis, cuando las opciones se reducen y los costes se multiplican.

    Consejo práctico: Desarrolla un cronograma realista que incluya tiempo para negociaciones, due diligence, trámites legales y adaptación organizacional. Cada fase debe tener criterios de éxito medibles y puntos de revisión.

    Punto de control: ¿Tienes un plan detallado que puedas seguir y ajustar según evolucionen las circunstancias?

    8. Acompáñate de asesoría legal, fiscal y financiera desde el principio

    Los casos de Celsa, Rator y Naviera Armas demuestran las consecuencias graves de la falta de planificación adecuada. Una reestructuración reactiva, gestionada bajo presión de acreedores o crisis, limita dramáticamente las opciones y puede resultar en la pérdida del control familiar.

    Consejo práctico: Busca asesores con experiencia específica en empresa familiar y reestructuraciones. No todos los profesionales entienden las particularidades de gestionar intereses familiares y empresariales simultáneamente. La diferencia entre una reestructuración planificada y una reactiva puede ser la supervivencia de tu empresa.

    Punto de control: ¿Tienes un equipo asesor integral que entienda tanto los aspectos técnicos como las dinámicas familiares?

    Tu próximo paso

    Una reestructuración bien preparada preserva valor, talento, control y legado familiar. Por el contrario, no anticiparse puede llevar a conflictos destructivos, litigios costosos, pérdida de control y un impacto fiscal innecesario que comprometa el futuro de tu empresa.

    Recuerda que en una reestructuración planificada mantienes el control del proceso y las decisiones. En una reactiva, son otros quienes marcan los tiempos, condiciones y resultados.

    ¿Tu empresa familiar necesita reorganizarse o prepararse para una nueva etapa?

    En Confianz podemos ayudarte a estructurar el proceso con visión global y enfoque práctico. Solicita un diagnóstico personalizado.

  • Alineación entre propiedad y gestión en la empresa familiar

    En España, según datos recientes, hasta un 30 % de la actividad empresarial puede verse comprometida por la falta de entendimiento entre los propietarios —frecuentemente miembros de la familia fundadora— y los gestores profesionales. Este desacople, invisible en el día a día, suele emerger en momentos críticos: una fusión, una adquisición, una sucesión. Es entonces cuando la falta de estructura se convierte en conflicto, y la tradición choca con la eficiencia.

    El riesgo silencioso de la doble gobernanza

    La empresa familiar opera en una lógica dual: por un lado, la familia propietaria, con sus valores, historia y expectativas personales; por otro, la dirección ejecutiva, encargada de tomar decisiones basadas en rentabilidad, crecimiento y sostenibilidad. En teoría, ambas partes deberían estar alineadas. En la práctica, no siempre sucede.

    La doble gobernanza genera tensiones cuando no existe una estructura clara. Por ejemplo, es común que los miembros de la familia exijan resultados sin participar activamente en la gestión, o que los gestores vean sus decisiones cuestionadas por quienes no ocupan cargos formales. En procesos de M&A, donde la agilidad y el foco estratégico son vitales, estas fricciones pueden retrasar operaciones clave o incluso hacerlas fracasar.

    El problema no es la existencia de esta dualidad, sino su desorganización. La alineación entre propiedad y gestión en la empresa familiar exige mecanismos que canalicen la participación familiar sin interferir con la gestión profesional.

    Radiografía crítica de la empresa familiar en España

    Entender la raíz del problema requiere observar el presente. El 53,6 % de las empresas familiares en España están en primera generación, y un 37,2 % en segunda. Solo un escaso 2 % sobrevive hasta la cuarta. No es por falta de talento o visión, sino por ausencia de preparación institucional para el relevo.

    El 70 % de las empresas familiares de primera generación carece de un plan de sucesión. ¿El resultado? Enfrentamientos, decisiones improvisadas, parálisis operativa.

    En paralelo, estas mismas empresas son actores claves del mercado: en 2023, el 43 % de las operaciones de fusiones y adquisiciones en España fueron protagonizadas por empresas familiares. Superaron incluso al private equity y a las grandes corporaciones. Esto demuestra dos cosas: su relevancia y su vulnerabilidad.

    Cuando una empresa familiar entra en un proceso de M&A sin una gobernanza clara, los riesgos se multiplican. La falta de alineación entre propiedad y gestión en la empresa familiar puede frenar decisiones, dividir a los socios y diluir el valor que tanto esfuerzo costó construir.

     

    Consecuencias de una desalineación interna

    La falta de alineación entre propiedad y gestión en la empresa familiar tiene consecuencias tangibles, a veces irreversibles. Un ejemplo recurrente es el de las decisiones estratégicas bloqueadas por diferencias generacionales. Padres que quieren conservar el negocio como está, hijos que apuestan por crecer mediante adquisiciones. Sin reglas claras, gana el inmovilismo. O peor: se impone la ruptura.

    En otros casos, la ausencia de un protocolo familiar desemboca en disputas legales. Empresas que podrían haber crecido o diversificado su actividad terminan vendiéndose a terceros por incapacidad de acordar un rumbo común. El valor emocional no es suficiente cuando faltan mecanismos para resolver desacuerdos.

    También hay situaciones donde el gestor profesional abandona la compañía porque su criterio se ve constantemente cuestionado por miembros de la familia sin formación ni responsabilidades ejecutivas. La pérdida de talento directivo, en estos casos, cuesta más que una mala inversión.

    Estos conflictos no surgen de la noche a la mañana. Son síntomas acumulados de una mala estructura de gobierno. Y su coste es altísimo: no solo económico, también reputacional y emocional.

     

    Profesionalización y estructuras claras

    La alineación entre propiedad y gestión en la empresa familiar no ocurre por inercia. Requiere decisiones concretas. La primera es profesionalizar la gestión. Esto implica incorporar directivos externos con experiencia y, sobre todo, objetividad. También es clave integrar consejeros independientes en el consejo de administración para aportar visión estratégica más allá del apellido.

    El segundo paso es definir claramente los roles. ¿Quién toma decisiones? ¿Qué competencias tiene la familia? ¿Qué competencias tiene la dirección? Aquí es donde el protocolo familiar se vuelve indispensable. Bien diseñado, actúa como un pacto de convivencia: regula expectativas, fija reglas de participación y establece mecanismos para resolver diferencias sin llevarlas al terreno personal.

    El tercer eje es la estructura societaria. Muchas empresas familiares operan como si fueran un negocio unipersonal, pero el crecimiento requiere vehículos más sólidos. La creación de una sociedad holding familiar permite separar la gestión operativa del patrimonio, facilita el relevo generacional y optimiza la fiscalidad. Además, permite profesionalizar sin perder el control.

     

    Gobernar con visión y sin miedo

    La alineación entre propiedad y gestión en la empresa familiar es el principal reto estratégico de nuestro tiempo. Ya no basta con tener buenos productos o una historia de éxito. Lo que asegura la continuidad es la capacidad de transformar ese legado en una estructura funcional, clara y preparada para el futuro.

    En Confianz llevamos años acompañando a empresas familiares en este proceso. Con soluciones ajustadas a su realidad, sus valores y su visión de largo plazo. Si tu empresa enfrenta este dilema, no lo dejes para después. Hablemos.