En España, las empresas familiares constituyen la columna vertebral de nuestra economía: más de 1,1 millones de empresas que representan el 92% del tejido empresarial y generan el 70% del empleo privado. Con cifras tan significativas, cualquier proceso de reestructuración en este sector tiene un impacto fundamental no solo en las propias familias empresarias, sino en toda la sociedad.
Sin embargo, la realidad es contundente: solo el 29,3% de las empresas familiares logra superar al menos un relevo generacional, y apenas el 1,2% alcanza la tercera generación. Casos recientes como los de Celsa, Naviera Armas y Rator nos recuerdan que una mala planificación puede llevar a la pérdida del control familiar, conflictos destructivos y erosión del valor empresarial.
Anticiparse a una reestructuración es una necesidad si quieres proteger el valor, la continuidad y el legado de tu empresa, ya lo hemos explicado también en nuestro videopodcast Este listado te ayudará a prepararte para una reestructuración ordenada, eficiente y con control sobre el proceso.
1. Analiza tu situación financiera con objetividad
Antes de cualquier movimiento estructural, necesitas una radiografía financiera completa y sin filtros. Revisa tu liquidez actual, niveles de deuda, cash flow operativo y márgenes de beneficio. No te conformes con los datos que ya conoces: solicita análisis independientes que incluyan proyecciones de escenarios optimistas, realistas y pesimistas.
Consejo práctico: Prepara un dossier financiero actualizado que puedas presentar a potenciales inversores, socios o entidades financieras. En 2023, el 43% de las operaciones de fusiones y adquisiciones en España involucraron empresas familiares, lo que demuestra la actividad constante en este sector.
Punto de control: ¿Tienes claridad sobre tu capacidad de autofinanciación para los próximos 24 meses?
2. Evalúa la estructura societaria y de gobierno
Tu estructura actual puede ser herencia del pasado, no la solución del futuro. Revisa si la distribución accionarial, los pactos entre socios y los protocolos familiares están alineados con tus objetivos actuales. Muchas empresas familiares arrastran estructuras complejas que dificultan la toma de decisiones ágiles.
Consejo práctico: Mapea quién tiene poder de decisión real, quién puede bloquear operaciones y qué mecanismos existen para resolver conflictos. Si no existe un protocolo familiar actualizado, su desarrollo debe ser prioritario.
Punto de control: ¿La estructura actual facilita o complica las decisiones estratégicas que necesitas tomar?
3. Prepara un diagnóstico fiscal previo a cualquier cambio
Las sorpresas fiscales pueden arruinar la mejor reestructuración. Anticiparse significa identificar posibles plusvalías ocultas, optimizar las transmisiones patrimoniales y evaluar las implicaciones fiscales de fusiones, escisiones o cambios de control. Una escisión mal ejecutada puede generar costes fiscales innecesarios que comprometan toda la operación.
Consejo práctico: Trabaja con asesores fiscales especializados en empresa familiar para modelar diferentes escenarios de reestructuración. Cada alternativa debe incluir su impacto tributario real, no solo las ventajas operativas.
Punto de control: ¿Conoces el coste fiscal de cada opción de reestructuración que estás considerando?
4. Evalúa la plantilla y el liderazgo interno
El mejor plan de reestructuración fracasa sin el equipo adecuado. Evalúa si tu plantilla actual, especialmente el equipo directivo, puede sostener una nueva etapa o modelo operativo. Los conflictos internos y la falta de liderazgo preparado son causas habituales de fracaso en reestructuraciones.
Consejo práctico: Identifica a los profesionales clave cuya salida podría poner en riesgo la operación. Desarrolla planes de retención específicos y evalúa si necesitas incorporar talento externo para roles críticos.
Punto de control: ¿Tienes el liderazgo necesario para ejecutar y sostener los cambios previstos?
5. Comunica de forma clara y a tiempo
La falta de comunicación interna genera resistencia, fuga de talento y rumores destructivos. Una reestructuración mal comunicada puede convertirse en una profecía autocumplida de fracaso. Los empleados, socios y stakeholders necesitan entender no solo qué va a cambiar, sino por qué es necesario y cómo les afecta.
Consejo práctico: Diseña un plan de comunicación con mensajes diferenciados para cada audiencia: familia empresaria, empleados, clientes, proveedores y entidades financieras. Involucra a los líderes clave desde el principio del proceso.
Punto de control: ¿Tienes un plan de comunicación estructurado que evite especulaciones y rumores?
6. Considera el contexto familiar y generacional
Casi el 70% de las empresas familiares no supera el primer relevo generacional. Las tensiones familiares no resueltas pueden explotar durante una reestructuración, convirtiendo un proceso empresarial en un conflicto personal destructivo. Es fundamental separar las dinámicas familiares de las decisiones empresariales.
Consejo práctico: Si existen conflictos familiares latentes, resuélvelos antes de iniciar la reestructuración. Considera la mediación familiar profesional y establece mecanismos claros para la toma de decisiones que no dependan de consensos familiares complejos.
Punto de control: ¿Las relaciones familiares son un activo o un riesgo para el proceso de reestructuración?
7. Diseña un plan estructurado con tiempos, responsables y escenarios
Una reestructuración sin plan es una improvisación costosa. Necesitas una hoja de ruta clara con hitos específicos, responsables definidos y escenarios alternativos. Planificar en frío es siempre mejor que decidir en crisis, cuando las opciones se reducen y los costes se multiplican.
Consejo práctico: Desarrolla un cronograma realista que incluya tiempo para negociaciones, due diligence, trámites legales y adaptación organizacional. Cada fase debe tener criterios de éxito medibles y puntos de revisión.
Punto de control: ¿Tienes un plan detallado que puedas seguir y ajustar según evolucionen las circunstancias?
8. Acompáñate de asesoría legal, fiscal y financiera desde el principio
Los casos de Celsa, Rator y Naviera Armas demuestran las consecuencias graves de la falta de planificación adecuada. Una reestructuración reactiva, gestionada bajo presión de acreedores o crisis, limita dramáticamente las opciones y puede resultar en la pérdida del control familiar.
Consejo práctico: Busca asesores con experiencia específica en empresa familiar y reestructuraciones. No todos los profesionales entienden las particularidades de gestionar intereses familiares y empresariales simultáneamente. La diferencia entre una reestructuración planificada y una reactiva puede ser la supervivencia de tu empresa.
Punto de control: ¿Tienes un equipo asesor integral que entienda tanto los aspectos técnicos como las dinámicas familiares?
Tu próximo paso
Una reestructuración bien preparada preserva valor, talento, control y legado familiar. Por el contrario, no anticiparse puede llevar a conflictos destructivos, litigios costosos, pérdida de control y un impacto fiscal innecesario que comprometa el futuro de tu empresa.
Recuerda que en una reestructuración planificada mantienes el control del proceso y las decisiones. En una reactiva, son otros quienes marcan los tiempos, condiciones y resultados.
¿Tu empresa familiar necesita reorganizarse o prepararse para una nueva etapa?
En Confianz podemos ayudarte a estructurar el proceso con visión global y enfoque práctico. Solicita un diagnóstico personalizado.
